salida al escenario de los ACDC
Hace 15 años
caminando por su historia

La fundación de este convento se remonta al siglo XVI, a solicitud del concejo, y por empeño del marqués de los Vélez y su esposa Doña María Zuñiga y Requesens. Mula alcanzaba los 6000 habitantes, considerándose ya una villa importante, debía tener monasterio.
Volvamos al monasterio; primeramente se construyó la iglesia y parte de lo que sería el área conventual que hoy conocemos.
y que tan solo se puede contemplar a través de una galería interna sobre las capillas.
Mejor suerte tenemos con las magnificas bóvedas de crucería de las capillas laterales, que aunque cubiertas por la reforma del S XVIII algunas de ellas han sido descubiertas y hoy podemos contemplar esas bellísimas nervaduras góticas en piedra.
lumnas jónicas, en la hornacina había una imagen de San Francisco pero fue víctima del vandalismo.
En 1735 se reformó la iglesia al gusto barroco del momento, añadiéndole el presbiterio y el crucero iluminado por una cúpula, que por falta de espacio hubo de tener forma elíptica, también se estrechó considerablemente la nave, que fue cubierta por una bóveda construida, como antes comentamos, bajo la techumbre original. La nueva construcción es en ladrillo que aunque enlucido en su parte interior contrasta exteriormente con la piedra del siglo XVI.
En el Camarín de la Virgen de la Purísima al que se accede a través de la Sacristía situada al lado derecho del presbiterio encontramos una serie de rodapiés ilustrados con pinturas populares del S XVIII con motivos del antiguo testamento, "El sueño de Jacob" y "Huida a
Egipto" entre otros, está cubierto por una bóveda también con pinturas murales.
uiriendo la estructura que hoy en día conocemos, se le añade un cuerpo de habitaciones hasta constituir una hermosa área claustral con arcos de medio punto en cuyo patio central se sitúan dos aljibes con brocal de una sola pieza y piedra da la almagra, conservan las rejas y garruchas originales.
pinturas murales del SXVIII que decoraron este edificio. Las encontramos en la zona norte del
claustro donde alegres coloridos decoran cornisas y paredes, con alguna representación de pasos del viacrucis, que debieron recorrer todo su perímetro. En el receptorio, una gran sala destinada a comedor, también tienen su reflejo, con toda la cornisa decorada en tonos azulados.
a principal, con una magnifica barandilla de madera que aunque no esta expuesta, se conserva en espera de una futura rehabilitación, tenía sus tres tramos decorados con grandes cuadros de los que hoy vemos el marco y una inscripción bajo uno de ellos, el que increiblemente ha sido, no se sabe en función de que criterio, picado en una anterior restauración o más bien destrucción, ya que no hay posibilidad alguna de recuperación. En la segunda planta, también hay constancia de estas pinturas enmarcando alguna puerta, y el
interior de alguna habitación.
Los muleños imitando el movimiento comunero surgido en Castilla, el 1 de Julio de 1520 cercan el pueblo obligando al marqués, 20 días después, a hacer un juramento respetando los Fueros otorgados desde tiempos de Fernando III( el pergamino de la carta real por la que se concede a la villa el Fuero de Cordoba en 1245, se conserva en el archivo municipal). Se jura en la puerta de Yechar, actual pontarrón, frente a Alonso Fernandez Melgarejo y el Pueblo de Mula.
Conozcamos ahora el Castillo, esta excelente obra arquitectónica diseñada por el tracista Luis Fajardo de estilo renacentista y con 3 partes bien diferenciadas: El Torreón del Aljive, La Torre del Homeneje, y una gran nave o Sala de Armas con una torre adosada.
Nos encontramos en el parte trasera, un estrecho pasillo construido a partir del Albacar musulmán conduce a la puerta de entrada protegida por un puente levadizo, la falta de marcas de cadenas en la fachada indican como probablemente esta defensa nunca fue necesaria.Un matacan sobre la puerta para arrojar líquidos hirviendo, y una serie de pequeñas aperturas en el muro para tiradores constituian la 1ª
barrera defensiva.

La gran nave, sala de armas, cubierta con una boveda de medio cañon, que se abre a la derecha y a la que se accede a trevés de unas escaleras, era el lugar donde, junto a una gran chimenea, comía y descansaba la guarnición. Todavía se conservan los puntales de piedra sobre los que apoyarían las vigas que sostenían la techumbre, posiblemente con la intención de hacer más cálida la estancia. Una reja que se encuentra en el suelo era el acceso a las mazmorras.
Si la puerta de entrada era burlada, una 2ª barrera defensiva se ponía en funcionamiento, se trataba de una puerta arrojadiza sobre las escaleras que conducen a la azotea baja, si aun así se accedía a este punto, la torre del homenaje protegida por otro puente levadizo erá el ultimo refugio. Al igual que en la entrada tampoco existen aqui marcas de cadenas.
En el dintel de la puerta de acceso a esta torre se puede leer una inscripción en la que se cuenta como la fortaleza fue erigida sobre las ruinas de otra visitada por Antonino Augusto Pio, siendo Carlos V rey de España, nada más alejado de la realidad. Don Pedro se cubre así sus espaldas justificando el levantamiento del Castillo en una época en que este tipo de construcciones estaban prohibidas devido al alzamiento comunero, no sin embargo las reconstrucciones.

un espacio abierto creado en este siglo y en torno al cual giraba la vida del pueblo, en su parte norte se encuentraba "La Audiencia de los Velez", hoy luce en planta baja, primer piso y desván al mas puro estilo barroco, pero originalmente era un edificio en una sola planta, conserva su portada original en piedra de la Almagra en la que figura una inscripción en ocre donde se lee:"Audiencia del Marqués de los Velez". En este palacete impartía justicia el Alcalde Mayor siempre bajo la atenta mirada del Marqués, simbolizado en ese castillo, que queda en paralelo, pudiendo ser observado al completo desde la audiencia tan solo con elevar un poco la vista, algo sin duda totalmente premeditado.
La diversificación de los cultivos y especialmente el "Boom" citrícola vivido en el siglo XIX en la comarca, hizo incrementarse enormemente las necesidades de los regadíos, lo que llevo a los señores del agua en 1847 a considerar la posibilidad de construir ellos mismos el embalse, elegido como emplazamiento el Estrecho de Corcovado, surge así el primer proyecto de construcción del "Pantano de Corcovado", obra del arquitecto Jerónimo Ros. Este proyecto no prosperaría ante la imposibilidad de los señores del agua de asumir el coste de tan magna obra.