miércoles, 24 de junio de 2009

HABIA UNA VEZ, EN LA PUEBLA DE MULA ...


... "Un trastero", era majestuoso y estaba construido con las mejores piedras, piedras de la Almagra, dignas de los edificios más relevantes del imperio Romano, tenía unas características extrañas: saeteras en sus paredes laterales, una estrecha puerta-ventana en su parte trasera sobreelevada unos 3 metros sobre el suelo, y la puerta de entrada, con un arco de medio punto con dóvelas de ladrillo sostenido sobre jambas con grandes sillares. Llamaba la atención como estaba tapiada en su parte más alta, indicando como el nivel actual del suelo nada tiene que ver con el original, a la vista están parte de sus cimientos.
¿La razón? no siempre había sido trastero, no se sabe muy bien como, pero quizás un malvado encantamiento le había llevado a esta situación.

Siempre estaba triste, recordaba sus días de esplendor en que había sido esa torre vigía desde donde los cristianos vigilaban a la población musulmana que había sido expulsada de Mula (S XIII), origen y razón de la existencia de la Puebla concebida en su momento como "la morería muleña".
Alzada sobre un oteadero natural, los que paseaban por su azotea divisaban tan vasta extensión de territorio que le hacía sentirse ¡Tan importante! . Sin embargo ahí estaba ahora, convertida en un insignificante trastero llena de cachivaches inservibles; atrás quedaron aquellos tiempos en que aquellos que entraban en su interior lo hacían para rendir culto a su Dios y en particular a Sta María Magdalena, pues también fue Templo Cristiano consagrado a esta Santa, tan venerada por la orden de Santiago. En 1501 con el Decreto de Conversión forzosa al cristianismo de la población mudéjar sus funciones de vigilancia carecían de sentido. Esta es la razón por la que las gentes del lugar la conocen aún hoy como la "Ermita Vieja".
Sin embargo a pesar de su tristeza sabía que debía sentirse afortunada, desde su privilegiado emplazamiento había visto como otros edificios y estructuras habían sucumbido con el paso del tiempo: la casa de la villa, donde cada día de San Pedro era elegido el Concejo Pedáneo, la muralla a la que se encontraba adosada, ¡ y todas esas piedras! traídas de la Almagra, ahora ocultas bajo los enlucidos de cal de las viviendas, otras con más fortuna formando parte de algún edificio relevante como la Iglesia de San Juan; la misma suerte que corrió el sillar que todos conocen como "El Escudo", un Capitel corintio con las típicas hojas de acanto y guirnaldas, sin duda procedente de algún edificio importante de la Almagra, y que ahora luce en una de sus esquinas.

El trastero no perdía la esperanza, sabía que había gentes con poderes suficientes, capaces de romper su maleficio, innumerables veces había ocurrido, en cientos de lugares, otras estructuras que también habían caído en desgracia, abandonadas y a veces casi en ruinas , ahora lucían con esplendor, se habían convertido en símbolos de sus localidades, ¿porque no había de pasarle a ella que había luchado como nadie por mantenerse en pie durante siglos, sobrevivido incluso a terremotos? !Tan solo unas piedras de su azotea se habían desprendido después de tantos años de avatares!
Esas personas mágicas, las únicas capaces de librarla de su situación, sentían como aumentaban sus poderes al conocer del interés de las gentes por aquellos lugares a los que debían salvar. Por eso la torre sabía que su día estaba cerca, el ver como cada vez más y más gente se acercaba a conocerla era un buen indicio.
Se le estremecían las piedras al ver la cara de admiración de los visitantes nada más ver su impresionante alzado, al sentirse fotografiada y centro de todas las miradas. Sin embargo no podía evitar entristecerse al no poder mostrarles su interior, esas magnificas pilastras, con basas y capiteles de piedra sujetando la bóveda, ese ventanuco enmarcado con jambas y dintel de piedra, por el que se accedía a la azotea a través de una pequeña escalinata embutida en el muro, el no poder lucir al completo toda su estructura, hoy flanqueada por las viviendas.
Pero su día estaba cerca, y ese día este cuento tendrá su final feliz. Mientras tanto, venid y visitarla, que se conozca su historia, para que cuando ese día llegue, todos podamos disfrutar de esta torre como realmente se merece: "Una torre vígia del SXIII, la más antigua en pie de la región de Murcia"


1 comentario:

  1. Me ha encantado!! solo puedo decir que este "pequeño" trabajo sobre la torre de la Puebla es impresionante! y sinceramente creo que deberías intentar publicarlo en algun sitio, de verdad. Enhorabuena

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