martes, 26 de mayo de 2009

LAS MURALLAS DE UN PASADO ISLAMICO: LA PUEBLA DE MULA Y PLIEGO

Sábado 16 de mayo, continuamos caminando por nuestro pasado islámico, destinos hoy: La Fortaleza de Alcalá en La puebla de Mula y Poblado de la Mota y Castillo en Pliego

La impresionante fortaleza de Alcalá se encuentra situada en las cercanías de La Puebla de Mula, en lo alto de un cerro, a unos 120 m de altura. Esta catalogada como una de las fortalezas islámicas más antiguas de la región de Murcia. Algunos autores la remontan al SVIII cuando las tropas musulmanas se establecieron en este lugar con el fin de controlar a la población de la vecina ciudad de la Almagra, más tarde Castellanos darían el mismo uso controlando a la morería instalada en la actual Puebla de Mula. Su carácter eminentemente estratégico como punto de control de territorio y las vías de comunicación, se evidencia nada más subir a la cima, con un campo de visión de unos 10 Km a la redonda. Hoy en día simplemente nos deleitamos con unas vistas de una belleza innegable.
Comenzamos el ascenso a pie, nada más comenzar el trayecto encontramos la primera sorpresa en el camino, un petroglifo con decoración de cazoletas, típica manifestación artística de arte rupestre al aire libre. Esperamos que siga ahí por mucho tiempo o por lo menos hasta que un ”tan necesitado” museo arqueológico en Mula pueda albergarlo.
Continuamos el ascenso, a lo largo del camino podemos ir observando numerosos restos de cerámicas y mármoles, hay que tener en cuenta que no solamente los musulmanes pusieron el ojo en este cerro, sino que antes atrajo a hombres de otras culturas. Aquí se han encontrado uno de los pocos fragmentos de vaso campaniforme que se conservan en la región, también abundan los restos argáricos, ibéricos y romanos. Conforme nos acercamos a la cumbre vemos las impresionantes paredes de la muela rocosa en que tan hábilmente se enclava la muralla, convirtiéndola en una fortaleza prácticamente inexpugnable.


Llegamos a la puerta recientemente restaurada, se trata de una entrada acodada, seguramente del siglo XII, (la única en pie de la región de Murcia) ideada para dificultar la entrada al enemigo. Forma un estrecho pasillo, dividido en dos tramos y cubierto con bóveda de cañón, todavía se conservan los ladrillos originales de los arcos de la bóveda. Atravesamos la doble puerta y accedemos a la cima. La única estructura que se conserva en pie es precisamente en la que se encuentra enclavada la puerta de acceso, es de planta rectangular y de una altura de unos 10 metros, todavía visible gracias a que se conserva una de las esquinas, formando una especie de dedo. Una vez más el tapial con sus menchinales como materiales de construcción. Destacar los elementos romanos extraídos del vecino cerro de la Almagra que se pueden observar en los paños de muralla.


Pero si hay algo que capte la atención en esta planicie es el enorme pozo excavado hasta perforar la capa freática del río, satisfaciendo así las necesidades de agua. Un trabajo admirable dadas las técnicas existentes en la época y que se completa con un conjunto de cisternas realizadas en mortero de cal, de planta rectangular y techo abovedado, adosadas en batería y comunicadas entre si, que probablemente se utilizaran como aljibes, depósitos de grano o almacén, e incluso como refugios. Algunas de ellas conservan su estructura intacta. También aquí se puede ver la reutilización de materiales en la construcción de sus paredes como algun resto de piedra de molino
















La fortaleza de Alcalá se encuentra catalogada como Bien de Interés Cultural.

El siguiente alto en el camino lo hacemos en Pliego, dirigimos nuestros pasos en dirección al castillo.


Construido y utilizado por musulmanes desde finales del SXII a principios del XIII y luego por castellanos desde 1243 (Tratado de Alcaraz) hasta principios del siglo XVI, en que la fortaleza cayó en desuso. Tuvo unas funciones de defensa para los primeros y control para los segundos de la población musulmana, asentada originariamente en el poblado de la Mota y más tarde trasladada al caserío, tras la rebelión mudéjar de los años 1264-1266.
Desde etapa islámica el castillo se estructuró en dos recintos defensivos. El superior cerrado, ocupa la cumbre y el inferior, definido por una línea de muro, protegía un sector de la ladera, mientras el otro lado quedaba abierto confiando en la eficacia disuasoria de las defensas naturales. Toda la construcción originaria es de tapial, aunque en alguna reparación puntual se empleó la mampostería.
Accedemos al castillo por el recinto superior, la muralla de este recinto estaba jalonada por siete torres de planta cuadrangular. Dentro de este espacio hubo algunas edificaciones cuya función y adscripción cronológica todavía están por determinar. De las torres de la muralla, la principal, la torre del homenaje situada en el frente Este, está totalmente rehabilitada y hoy constituye el elemento defensivo de mayor realce del castillo. Su mitad inferior es maciza mientras la superior es hueca y dividida en dos alturas.

Desde lo alto del cerro observamos los restos de lo que fue la muralla inferior, podemos ver una línea de muro que comprende un tramo de la ladera del cerro de Oeste a Sur, y que engloba el recinto superior a modo de antemuro. El flanco norte de este espacio está totalmente abierto. Hacia mitad del recorrido de la muralla se localiza la puerta, flanqueada por un torreón. En un tramo aún es posible apreciar todos los elementos que conforman su remate: paso de ronda, pretil y merlones. Precisamente es la construcción de esta puerta lo que puede hacer pensar que quizás la muralla nunca se concluyo por falta de tiempo con el abandono del castillo por los musulmanes tras la toma castellana.

En el interior del recinto inferior no hubo edificaciones, salvo un aljibe situado a levante, en las proximidades del recinto superior.












Concluimos hoy nuestro camino en el ya anteriormente mencionado Poblado de la Mota conocido popularmente como Castillo de las Paleras.

Nada más llegar entendemos el porque de esta denominación, la abundancia de esta espinosa planta dificultará considerablemente nuestro ascenso. En esta pequeña elevación amesetada se instaló el primer asentamiento medieval islámico de la zona, origen por tanto del actual Pliego.
No se sabe exactamente de que época es su fundación pero sí que su mayor apogeo lo vivió en el S XII, que fue cuando adquirió el carácter defensivo que todavía se adivina en sus ruinas.
Las viviendas debieron estar situadas en la zona más elevada, dispuestas en calles empinadas y laberínticas dada la topografía del terreno. La muralla de tapial protegía toda la zona.
El cementerio se situaba en extramuros junto a la puerta de entrada, con el fin de que los que por allí pasaran rezaran por el alma de los difuntos. Siempre en terrenos vírgenes y tras ser bañados según el ritual de purificación del agua "Guadoc" eran enterrados con o sin caja, según preferencia, no había aquí motivos sociales ya que el pueblo musulmán considera, sabiamente, que la muerte nos iguala a todos.


Poblado de la Mota y Castillo de Pliego fueron declarados bien de interés cultural en 1985

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